La casa de los espíritus

Después de un arduo trabajo en nuestra empresa Vega & Jaramillo Comunicaciones, hace unos años logramos reunir un dinero para comprar nuestra propia sede: una casa en el norte de la ciudad. La emoción era muy grande. Hicimos una remodelación para ajustarla a nuestras necesidades y gustos, y compramos algunos muebles y objetos para que todos nos sintiéramos más en un hogar, que en una oficina. El resultado fue increíble. Todos estábamos felices de compartir este nuevo espacio que marcaría el inicio de una etapa de más prosperidad y felicidad para empleados y clientes. Pero entonces…, y solo unos días después, llegó la pandemia y el 25 de marzo de 2020, hace 4 años exactos, se declaró la cuarentena en Colombia. Durante casi 1 año, la bella casa remodelada, estuvo completamente vacía. 

Por unas semanas pensamos que sería algo pasajero. Pero cuando comenzamos a ver los efectos del virus en todo el mundo, e iniciaron las muertes en Colombia, nos dimos cuenta de que era mucho más serio de lo nadie había imaginado.

La pandemia nos cambió la vida a todos. A muchos se las alteró para siempre, con muertos cercanos entre sus familiares y amigos. A otros les afectó tanto sus negocios que terminaron cerrando y llenos de deudas. Y a todos nos cambió la forma de comunicarnos, de trabajar y de relacionarnos con la salud y la muerte. 

Lo raro es que ya han pasado cuatro años – ¡4 largos años!- desde el día en que el mundo se detuvo y nos inundó el miedo. Dicen que lo único seguro en la vida es la muerte. Nosotras creemos todo lo contrario: lo único seguro es la vida. Y no hay otra opción, por dura que sea la realidad, que seguir adelante. 

Como cientos de miles de negocios en el mundo, incluso los que dependían de la presencialidad, Vega & Jaramillo siguió trabajando, por Zoom, Teams o Meet, con la misma pasión y compromiso que siempre. Las estrategias e ideas creativas continuaron brotando de ese equipo de profesionales que se acomodaron a la nueva situación. 

La pandemia nos dejó muchas lecciones. Algunas las aprendimos; otras ya se nos olvidaron (como usar tapabocas para no esparcir el virus de la gripa por el mundo). Pero la gran lección, así suene a cliché, es la resiliencia. Es darnos cuenta de que, aunque el mundo se ponga patas arriba, tenemos la fuerza, el entusiasmo y el ingenio para salir adelante. 

Hoy en Colombia hay un creciente sentimiento de desesperanza y pesimismo generalizado. Muchos creen que estamos viviendo una crisis seria de la cual no vamos a salir bien. ¿En serio vamos a creer eso, después de haber superado una pandemia mundial, que parecía más una película apocalíptica de Hollywood? ¿No nos ha quedado claro que la especie humana, por más defectos que tenga, es capaz de superar cualquier desafío, por terrible que sea?

Nosotras tuvimos que cerrar nuestra renovada oficina y comenzar a trabajar desde las casas, y la empresa resistió la embestida del Covid. Porque el secreto no está en el edificio, ni en la ciudad, ni en el país. La magia está en otra parte. 

El espíritu de Vega & Jaramillo está en la berraquera de su gente; en la responsabilidad con nuestros clientes; en el know how de años de experiencia; y en la esperanza y optimismo por seguir aportando a nuestras familias y a la sociedad. Si todo esto estuviera en riesgo, ahí sí se derrumbaría la empresa. La verdadera sede nuestra es ese lugar intangible, esa “casa” en donde habitan los “espíritus” de todos nuestros colaboradores actuales y los que han pasado durante estos años, y que nos han mantenido en pie y con mucha fe para avanzar hacia un mejor futuro. 

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