Día del idioma inclusivo

Como escritor, me debato entre lo que representa el lenguaje inclusivo para las mujeres y la comunidad LGBTI, y la dificultad que implica para la creación literaria.

A raíz de la muerte de Mario Vargas Llosa recibí, por diversos canales, un video de una entrevista suya con Jorge Ramos en donde se burla del lenguaje inclusivo de género y lo tilda de “ridículo”. Creo que un maestro de la literatura como él, merecería un mejor homenaje que ese video. Sin embargo, me quedé pensando si realmente es posible integrar el lenguaje inclusivo en textos literarios o poéticos. A priori tendría que decir que debe ser muy difícil escribir un cuento, una canción, un guion para TV o una novela con este enfoque.

Mi hija Laura me enseñó ya hace unos años, y luego de varias discusiones acaloradas en su adolescencia, la importancia social, política y cultural del lenguaje inclusivo. No fue un invento de unas feministas que querían volverse tendencia en una red social. Fue una respuesta a siglos de exclusión en los que se privilegió el punto de vista masculino en todas las instancias sociales, incluido el idioma. Y la propuesta de un lenguaje que considerara a todos los géneros pretendía ir más allá de lo meramente gramatical. Era una postura política y provocadora.

Así también lo he trabajado desde mi cargo como director creativo en Vega & Jaramillo Comunicaciones. La mayoría de nuestros clientes, del sector Cooperación y algunos privados con gran conciencia social, son partidarios del lenguaje inclusivo y lo hemos incorporado en piezas de comunicación para redes sociales o medios masivos. No puedo negar que redactar un documento con ese enfoque exige más trabajo y concentración. Incluso más creatividad para no exagerar en el uso de “los y las”, y encontrar salidas que sean incluyentes, pero no obvias. Aunque muchos clientes no lo aceptan, yo soy partidario en este tipo de comunicación corporativa o con comunidades, del uso de la x, la e o el @ para ciertas palabras.

La dificultad viene al intentar su uso en la escritura literaria y teatral. El uso del lenguaje inclusivo afecta el ritmo y la musicalidad del texto literario o poético; lo enreda y le hace perder precisión. Los diálogos se sienten poco naturales e incluso el mensaje pierde foco y contundencia al agregar estas nuevas formas de escritura. ¿Qué hacer entonces? ¿Cómo lograr un equilibrio entre mi postura política frente a la inclusión de género y la expresividad del lenguaje poético, la sutileza del subtexto y la intensidad de las figuras retóricas?

Creo que la solución es entender cuál es el objetivo central de la comunicación. Por ejemplo, lo más importante en un chiste es que produzca risa. Punto. Si la corrección política o la exactitud gramatical se privilegian sobre el efecto humorístico, el chiste no funcionará y la comunicación será un fracaso. Lo mismo pasa en los otros escenarios.

Mi decisión es seguir usando el lenguaje inclusivo en conversaciones, presentaciones públicas y en piezas de comunicación de nuestros clientes que promuevan estos valores. No importa si incomodan a una parte de la audiencia. Como diría mi hija, esa incomodidad es parte del mensaje que se quiere dar. Aquí lo que se privilegia es el mensaje político y de inclusión.

Pero en los textos literarios, poéticos y teatrales, considero que el propósito primordial es lograr que quienes lean o vean la obra sientan una emoción catártica o reflexionen sobre una idea de manera profunda. Y que el manejo del lenguaje es fundamental para lograr expresar eso que quien escribe quiere transmitir o inspirar a su audiencia. Es decir, no usaré lenguaje inclusivo en mis textos, aunque sí seguiré defendiendo los conceptos políticos y sociales que promueven la igualdad de género en las tramas y personajes de mis historias.

Mi propuesta es que los y las escritoras sigan moldeando la riqueza del español en sus textos, con toda la creatividad y libertad que les ofrece nuestro idioma español. Y que dejen de ver el lenguaje inclusivo como una amenaza o como un objeto de burla. Hay espacio para ambos enfoques y uno no tiene por qué anular la aspiración del otro.

Artículo por:

Felipe Forero

Chief Storyteller

Chief Storyteller en Story Emotion by Vega y Jaramillo Comunicaciones. Consultor en Narrativa Estratégica. Escritor de Libros, TV, Cine & Teatro.

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