Columna – Día Internacional de la Mujer

¿Se debe festejar o conmemorar el Día Internacional de la Mujer? ¿Es válido usarlo como estrategia comercial para una marca? ¿Está tan trivializado que es mejor no celebrarlo? La controversia se reactiva cada 8 de marzo. Para nosotras el tema va mucho más allá de la forma y entra en el campo de la narrativa.

Hay muchas narrativas alrededor del Día Internacional de la Mujer. La primera está centrada en los derechos e igualdad de género. Aquí no se considera que sea una fecha para “celebrar”, sino más bien un día para recordarle a la sociedad, con mayor énfasis, lo mucho que falta por reducir las brechas económicas y sociales, así como las violencias basadas en género. Esta es una narrativa que exige seguir avanzando en el camino de la igualdad.

Una segunda narrativa, en la misma línea de la anterior, defiende la conmemoración del 8 de marzo, aunque sin comprometerse mucho con todo lo que falta y más bien centrándose en lo que se ha logrado hasta el momento en la lucha por la igualdad de las mujeres. Si la primera tiene un tono más enfático y crítico, esta segunda tiene un tono más optimista; aunque como dirían algunos críticos, un poco más “tibio”.

Hay una tercera narrativa que ha crecido mucho en los últimos años y es la que podríamos llamar “narrativa del oportunismo comercial”. Muchas marcas, organizaciones y empresas se suman a la celebración de esta fecha para vender más productos o posicionar su marca entre las mujeres. Pero en realidad, es poco lo que se hace realmente al interior de esas organizaciones para transformar la situación de sus trabajadoras.

En Inglaterra hay una cuenta de X (@paygapapp) que, como respuesta a los tweets de las compañías inglesas sobre el Día Internacional de la Mujer, publican un mensaje con la brecha salarial de género de esa compañía. Su eslogan es: Hechos, no palabras. Deja de postear lugares comunes y mejor comienza a resolver el problema.Cuando uno revisa los mensajes de años anteriores es increíble que los más emotivos e inspiradores, provienen de empresas con brechas salariales gigantescas entre hombres y mujeres. Qué bueno sería replicar esa iniciativa en nuestros países latinoamericanos.

Y finalmente hay una cuarta narrativa que consiste en la apropiación machista del 8 de marzo. Su objetivo es trivializar el Día Internacional de la Mujer y convertirlo en una especie de “otro día del amor y la amistad”. Y termina reafirmando situaciones patriarcales: regalar flores, invitar a almuerzos, llenar la oficina con decoraciones muy rosadas, atiborrar los chats con mensajes “galantes” de reconocimiento a lo femenino, etc. Acciones, que parecieran tener una buena intención, pero en realidad terminan trivializando el mensaje potente y provocador que representa la fecha.

¿Qué hacer entonces frente a esa oposición de narrativas? Vega & Jaramillo ha sido desde sus inicios una agencia de comunicaciones liderada por mujeres y que ha trabajado con diversos clientes el tema de género, desde una perspectiva de igualdad y empoderamiento. Nuestra propuesta es defender cualquiera de las dos primeras narrativas. Con la que cada una se sienta mejor. Es decir, conmemorar con una visión crítica para exigir mayor igualdad económica y social, y menos violencia contra las mujeres. Las cifras en Colombia son elocuentes: 483 feminicidios en 2023, 30.506 casos de violencia intrafamiliar contra mujeres en solo 1 año, y una brecha salarial en donde los hombres ganan más del 6,3% que las mujeres (entre profesionales con educación) y de 39,3% entre personas sin estudios.

Aunque también se vale celebrar con orgullo los logros de esas mujeres luchadoras que han recuperado muchos derechos y garantías para todas nosotras.

En lo que sí tenemos que esforzarnos más es en contrarrestar las dos últimas narrativas: la del oportunismo comercial y la de apropiación machista de la fecha.

Si una marca u organización quiere destacar el Día internacional de la Mujer en sus comunicaciones, va a tener que trabajar muchos meses antes para realmente avanzar en el tema de la igualdad al interior de la empresa, y no para lavarse la cara con un hermoso comercial o un meme almibarado que es lo mismo que hacen aquellos hombres que regalan rosas en esa fecha, y se convierten, literalmente, en flor de un día.

Cualquier narrativa tiene que estar respaldada por hechos o se va a percibir como simple populismo, que tan devaluado anda por estos tiempos.

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